Un blog de Miguel Ángel López Molina                                                                                                                   miguel@ylogica.com  

 

M de Meme

Estamos en un  momento en el que la falsedad y el desprecio se propagan a la velocidad del sonido, mientras la verdad lo hace a la velocidad del silencio”

López Molina

"Somos la suma de nuestros genes, resultado de la evolución de muchas generaciones, además, somos portadores y beneficiarios de todos los avances tecnológicos que nos han dado más posibilidades de conocer, viajar y comunicarnos. Sin embargo, en lo esencial, seguimos siendo como aquellos primeros primates que Darwin describió en su teoría. La vida es como un ciclo eterno; los sentimientos, deseos, pasiones y fobias giran en torno a nosotros, en ocasiones, con la ferocidad de un tornado.

La memética es una teoría científica que estudia la propagación y evolución de las ideas sobre la capacidad de imitación innata del ser humano.

En el contexto de la memética, los memes son unidades de información que se transmiten de persona a persona a través de la comunicación y la imitación. Los memes entre otras cosas, pueden ser ideas, comportamientos, canciones, imágenes o vídeos,  que se propagan a través de nuestro entorno cultural, a menudo a través de las redes sociales, así como en otros medios digitales.

Antes, en un mundo sin la tecnología actual, las ideas tenían que viajar a través de la distancia y el tiempo para llegar a su destino. Este proceso de propagación limitaba la cantidad de ideas que podían difundirse ampliamente, y solo las más sobresalientes lograban cruzar las barreras.

En ese contexto, las ideas que representaban un beneficio social eran las más propensas a tener éxito y difundirse, mientras que las ideas más estúpidas eran dejadas de lado y quedaban en el camino. En esencia, el hecho de que las ideas tuvieran que luchar para superar las barreras físicas de la comunicación, significaba que solo las mejores ideas podían sobrevivir y prosperar.

Hoy en día, la tecnología ha eliminado gran parte de estas barreras físicas, lo que significa que las ideas pueden viajar más fácilmente y llegar a una audiencia más amplia. Sin embargo, esta mayor accesibilidad también significa que las ideas menos valiosas o incluso perjudiciales también pueden propagarse.

En la actualidad, no hay medio de comunicación que esté exento de inclinarse política y socialmente hacía uno u otro lado, intentando imponer e influir su visión al lector o espectador. Basta con echar un vistazo a una misma noticia en diferentes portales digitales para comprobar como existen visiones diametralmente opuestas. ¿Cuál debemos elegir?

En el colmo del cinismo, algunas personas adscritas a agencias o publicaciones suelen afirmar: “No necesito demostrarlo, solo tengo que publicarlo”. Esta actitud irresponsable y poco ética refleja una falta de compromiso con la verdad y la honestidad informativa, en detrimento de la calidad del periodismo.

Pero nosotros, no estamos exentos de responsabilidad. Compartimos titulares sin haber leído el texto, e incluso nos indignamos cuando leemos en algún medio más o menos afín algo que no es acorde con nuestros patrones éticos o morales.

La sobredimensión de unos asuntos respecto a otros es una forma de centrar o desviar la atención, según convenga a la emisora, grupo de opinión o gobierno de turno.

Creo que debemos ser críticos y responsables al evaluar la información que recibimos y no dejarnos llevar por titulares u opiniones de los demás, aplicando una cierta dosis de escepticismo y evaluación de los hechos.

En la actualidad, el conocimiento y los valores no se transmiten en ambientes tan cerrados como antes. Los jóvenes de casi todo el mundo tienen acceso a canciones, videos e información en línea desde cualquier parte del universo. Esta democratización del conocimiento es una gran ventaja de la sociedad actual, pero al mismo tiempo tiene un enorme potencial de manipulación.

Internet y las redes sociales han creado un espacio en el que cualquier persona puede compartir información, ya sea verdadera o falsa, sin ningún tipo de regulación o control.

Esto puede llevar a la propagación de noticias falsas, bulos, prejuicios y estereotipos, así como la propagación fácil de valores negativos y nocivos.

Es nuestra responsabilidad saber discernir entre la información verdadera y la falsa.

Siempre se ha dicho que la información es poder, pero en el contexto actual creo que habría que cambiarlo por: “la desinformación es poder”

En definitiva, es importante recordar que el valor de una idea no solo se encuentra en su capacidad para difundirse, sino en su calidad y el beneficio que aporte a la sociedad en general.

 

A menudo la verdad es justo lo contrario de lo que generalmente se cree”

Jean de la Bruyére

 

M. A. López Molina 

11/05/2023

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