Un blog de Miguel Ángel López Molina miguel@ylogica.com
"Hace poco decidí consultar a Google sobre cuál debería ser mi propósito en la vida, pero en lugar de una revelación existencial, lo que encontré fueron páginas llenas de la autoayuda cursi Mr. Wonderful. ¡Vaya decepción! Sin embargo, desde entonces, no he dejado de recibir anuncios constantes de coches de lujo y cruceros por el Mediterráneo. ¡Ahí está, la verdadera señal! Parece que mi destino es conducir un Lamborghini por la costa italiana mientras sigo buscando mi "verdadero propósito". ¡Gracias, Google, por iluminarme de esta manera tan especial!"
Miguel A. López
La realidad es que a veces nos hallamos perdidos, preguntándonos cuál es nuestro verdadero propósito en la vida. Caminamos sin rumbo por un Boulevard que huele a fracaso y a sueños rotos. Nos damos cuenta de que la vida es como ese vaso de whisky barato: amarga, fuerte y, sin embargo, extrañamente reconfortante. Nos sentimos solos y nos identificamos con las palabras de Summer apoyado en esa Esquina del Rowland: “Cómo duele saber/ Qué ya no queda nadie/ Con quien querer beber”.
Todos nos enfrentamos al mismo dilema: ¿ quiénes somos realmente? ¿debemos ser nosotros mismos arriesgándonos al rechazo de los demás, o convertirnos en camaleones sociales para complacer al resto? Nuestra zona de confort es tentadora. Es como ese pub de barrio: oscuro y estrecho, pero familiar. Sin embargo, la verdadera identidad no se encuentra en los aplausos de la multitud, sino en el eco de nuestra propia voz.
Recordé entonces aquel viejo poema: “Estoy sentado al borde de la carretera. / El chófer cambia la rueda. / No me gusta el lugar de donde vengo. / No me gusta el lugar adonde voy. / ¿Por qué miro el cambio de rueda con tanta impaciencia?”.
La vida, como un cambio de neumático, requiere de acción, decisión, de voluntad de girar la llave y moverse, aunque sea sin rumbo definido.
Entonces, surge la pregunta: ¿cuál es nuestro propósito en la vida? ¿Cómo encontrar esa tabla a la que aferrarnos? La clave reside en el autoconocimiento, en saber reconocer nuestras fortalezas y talentos. No temas si te sientes perdido en este viaje; es en la confusión de la búsqueda y en el murmullo de la duda, donde a menudo encontramos las piezas que nos faltan en ese rompecabezas que es nuestra vida.
Miguel Ángel López Molina
10/05/2024
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