Un blog de Miguel Ángel López Molina                                                                                                                   miguel@ylogica.com  

 

El Muro

Últimamente, parece que andamos  con una afición desmedida por la albañilería, y nos obsesionamos en construir muros con ladrillos de consignas y cemento de terquedad. Parece que no tenemos en cuenta la reflexión de Pink Floyd: “No somos más que otro ladrillo en el muro” 

Miguel A. López

Parece que en nuestra vida han desaparecido los grises. No, no me refiero a aquellos señores con uniformes de ese color y con una afición desmedida por mantenernos en forma. Hablo de esos individuos que no aprecian el color gris porque solo ven el mundo en blanco y negro, sin matices ni colores intermedios. Sí, esos que, por alguna extraña razón, siempre ven lo que quieren ver.

Uno de los pilares de la democracia es el diálogo, que exige espacios públicos de deliberación. Estos lugares deben servir para intercambiar ideas, reflexiones, debatir y llegar a consensos. En vez de ello, se han convertido en un ring de boxeo donde las verdades absolutas se lanzan como puñetazos y las opiniones disidentes se esquivan como golpes bajos. Solo gana el que golpea más fuerte, no el que argumenta con más solidez.

La libertad de pensamiento, opinión y expresión son los cimientos de cualquier sistema democrático digno de llevar ese nombre. Sin embargo esos valores se ven asediados  por los matones de la censura y la uniformidad, que intentan imponer su visión del mundo a costa de la diversidad y el respeto.

Estamos en un momento donde la democracia está siendo pervertida. Considero que una democracia que funciona mal da lugar a sistemas que aparentan ser democráticos, pero que en realidad, son autocracias disfrazadas para una especie de carnaval sin fin.

Pero ¿qué hacemos ante este panorama? ¿Nos resignamos a ser un ladrillo más del muro o intentamos derribarlo con nuestras propias manos?

Recuerdo algo que me solía decir mi padre: “cuando no hay grises, hay que pintarlos”. Y eso es lo que debemos hacer: pintar grises en este mundo en blanco y negro.

Reflexionemos, -y no es necesario que sean cinco días- de que no se trata de construir muros, sino de derribarlos con palabras, con ideas, con acciones. La democracia no es un espectáculo para espectadores pasivos, es un desafío a la participación y la apatía. Debemos tender puentes en lugar de levantar muros, porque solo así podremos construir un país más justo, más libre y humano.

Miguel Ángel López Molina

03/05/2024

© Derechos de autor. Todos los derechos reservados.

Necesitamos su consentimiento para cargar las traducciones

Utilizamos un servicio de terceros para traducir el contenido del sitio web que puede recopilar datos sobre su actividad. Por favor revise los detalles en la política de privacidad y acepte el servicio para ver las traducciones.