Un blog de Miguel Ángel López Molina miguel@ylogica.com
"En esta vida tan jodida, donde el éxito es una quimera, sé que caeré más veces de las que me levantaré.
Pero ¿sabes qué? Prefiero ser un perdedor que nunca haya dejado de soñar, que un ganador que haya olvidado cómo hacerlo"
Miguel A. López
IMAGINA por un momento la vida como un reloj de arena. Cada grano que cae es un segundo que pasa, un momento que se va y no podemos recuperar. Al principio, el reloj parece eterno, con una cantidad infinita de granos por caer. Pero, conforme avanzamos, notamos cómo el espacio se encoge y el tiempo se desliza escurridizo entre nuestros dedos, como fina arena del desierto.
No hay vuelta atrás. La vida no es una serie de Netflix en la que puedas retomar desde el capítulo que quieras. No hay botón de "rebobinar", no hay manera de regresar al pasado para corregir errores o revivir de nuevo los momentos que dejamos escapar.
Aquí yace la enseñanza más profunda: la vida, con todas sus imperfecciones, es el regalo más valioso precisamente porque es efímera. Cada momento es único y, una vez que se ha ido, solo queda el recuerdo.
En esa fragilidad encontramos su verdadero valor. En la fugacidad de los instantes reside la belleza de la existencia.
Y cuando llegue el momento de mirar hacia atrás, que lo hagamos con una sonrisa, sabiendo que no dejamos palabras sin decir, abrazos sin dar, ni amores sin expresar. Que cada grano de arena fue una oportunidad aprovechada, que supimos encontrar la eternidad en cada momento fugaz.
Miguel Ángel López Molina
28/06/2024
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