No me dejan ser yo mismo, me arrastran a los extremos. Su objetivo oculto o no tan oculto, es silenciarme, aunque sea a base de pan y circo.

Manipulan y compran opiniones, imponen tendencias y eligen quién, cómo y cuándo debe hablar. Se aprovechan de nuestra tendencia a clasificar el mundo en dos bandos: ellos y nosotros, buenos y malos, listos y tontos. Por ejemplo, “El partido político rival es el que engaña y se niega a ver la realidad, mientras que nosotros tenemos las cosas claras”. Pero esta tendencia no es innata, depende mucho de lo que aprendemos y vivimos.

Reinterpretan la historia a su conveniencia, usando criterios y argumentos actuales, aunque sabemos que nunca debemos juzgar el pasado con los ojos del presente. Si solo queremos ver en la vida y la historia lo que nos conviene o nos gusta, estamos condenados como personas, ciudadanos y sociedad a repetir los mismos errores que nos llevaron en algún momento al desastre más absoluto. Quizá solo sea una ilusión producida por un determinado sesgo o tal vez lo cierto sea que nada es verdad y que todo es fruto de mi imaginación. El tiempo lo dirá.

Mi conclusión es que para tener una opinión propia y razonada, debemos ser críticos y reflexivos con la información, buscar fuentes diversas y contrastadas, y tener en cuenta el contexto histórico y social. Así podremos evitar o al menos defendernos de la manipulación y el engaño.

Miguel A. López Molina

24/09/2023