Un blog de Miguel Ángel López Molina                                                                                                                   miguel@ylogica.com  

 

Vida: 
Esa casualidad casi imposible

“Nacemos sin pedirlo y morimos sin quererlo, pero en el medio yace la vida, un tesoro inesperado de valor incalculable”. 
Miguel A. López       

Fotograma: Canción  Time in a bottle-Chase Eagleson

Nos creemos únicos, pero no lo somos. Pensamos que hay cosas que solo les suceden a los demás, pero no es cierto. Nos gusta imaginar que somos inmortales, que la salud es un cheque en blanco y que nuestra mente es una máquina infalible. Sin embargo, ¿no es esa creencia una mera fantasía infantil? La cruda realidad nos recuerda que no hay garantías en ese contrato que llamamos vida.

Tomar conciencia del tiempo que vivimos es como descubrir que el reloj corre, pero hacia atrás. Valoramos cada segundo cuando entendemos que el tic-tac es un eco que se desvanece, no una promesa de eternidad. 

Amanecemos cada día como si fuera un derecho adquirido, pero olvidamos que nuestra existencia es una especie de lotería cósmica. Somos el resultado de una serie de casualidades tan grande que roza lo imposible que haya sucedido. Y aun así, aquí estamos, preguntándonos por qué.

Y en ese amanecer de cada día, hay quienes han perdido la capacidad de asombro, quienes viven en una monotonía robótica, sobreviviendo día tras día sin pasión ni propósito. Muchos se arrastran por la existencia sin rumbo, sin un porqué que les impulse a levantarse cada mañana.

Viven obsesionados con la idea de la vida después de la muerte, pero ¿qué hay de la vida antes de la muerte?

La clave para escapar de ese sufrimiento autoimpuesto no siempre se encuentra en las palabras. A veces está en un abrazo, en un gesto, en una caricia, en un silencio, en una lágrima. Las emociones trascienden el lenguaje; son universales, poderosas y, a menudo, inexplicables.

Vivir con plenitud requiere reconocer que cada día es un regalo, una oportunidad para ser mejor, para amar, para dejar una huella en este mundo efímero. La vida es esa casualidad casi imposible, y por eso mismo, extraordinariamente valiosa. No desperdiciemos ni un segundo en trivialidades, pues cada instante es un milagro que merece ser celebrado.

Miguel Ángel López Molina

14/06/2024

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